Afrontémoslo: todos hemos tenido ese momento en el que hemos culpado a Mercurio retrógrado de nuestro último fracaso tecnológico o nos hemos preguntado si el signo zodiacal de nuestra pareja es compatible con el nuestro. Pero la astrología no es sólo horóscopos y consejos cósmicos sobre citas. En el fondo, es un marco para entender la bellamente desordenada experiencia humana, categorizada en cuatro elementos del zodiaco: Fuego, Tierra, Aire y Agua.
Si alguna vez has conocido a alguien que parece tener un suministro interminable de entusiasmo (y tal vez un toque de impulsividad), es probable que te hayas encontrado con un signo de Fuego. Aries, Leo, y Sagitario, nacidos entre el 21 de marzo y el 19 de abril, el 23 de julio y el 23 de agosto, y el 22 de noviembre y el 21 de diciembre, respectivamente, encarnan este elemento.
Los signos de fuego son la forma que tiene el universo de recordarnos que la vida es demasiado corta para no arriesgarse. Son los amigos que te convencen para que pruebes a bailar salsa o empieces ese podcast con el que llevas tiempo soñando. En las relaciones, son apasionados e inspiradores, pero puede que necesiten un suave recordatorio de que no todo el mundo funciona a su velocidad.
Entran los signos de Tierra: Tauro, Virgo, y Capricornio, nacidos del 20 de abril al 20 de mayo, del 23 de agosto al 22 de septiembre y del 22 de diciembre al 19 de enero. Estas son las personas que siempre parecen tener la vida resuelta (o al menos dan una impresión convincente de ello).
Los signos de tierra son como ese amigo que siempre tiene un kit de emergencia en el coche y se acuerda de regar sus plantas. Nos recuerdan que, aunque soñar es genial, alguien tiene que pagar las facturas y asegurarse de que todos comemos verduras. En las relaciones, son fiables y tienen los pies en la tierra, pero puede que les venga bien soltarse la melena de vez en cuando.
Si conoces a alguien que puede hablar de cualquier cosa, desde arte del siglo XV hasta la última tendencia de TikTok, lo más probable es que estés tratando con un signo de Aire. Géminis, Libra, y Acuario, nacidos del 21 de mayo al 21 de junio, del 23 de septiembre al 22 de octubre, y del 20 de enero al 18 de febrero, representan este elemento.
Los signos de aire son la forma que tiene el universo de mantener las cosas interesantes. Son los amigos que siempre tienen una nueva teoría sobre la vida o te presentan documentales oscuros. En las relaciones, mantienen las cosas intelectualmente estimulantes, pero puede que necesiten que les recuerdes que las emociones no siempre son lógicas.
Por último, pero no por ello menos importante, tenemos a los signos de Agua: Cáncer, Escorpio, y Piscis, nacidos del 21 de junio al 23 de julio, del 23 de octubre al 21 de noviembre y del 19 de febrero al 20 de marzo. Estas son las personas que parecen tener un sexto sentido para saber cómo te sientes antes incluso de que te conozcas a ti mismo.
Los signos de agua nos recuerdan que los sentimientos no sólo son válidos; son valiosos. Son los amigos que intuitivamente saben cuándo necesitas un abrazo o una buena sesión de llanto. En las relaciones, ofrecen profundidad y empatía, pero puede que necesiten ayuda para establecer límites y evitar el agotamiento emocional.
Aquí está la cuestión con la astrología: no se trata de poner a la gente en cajas. Se trata de reconocer que todos somos cócteles complejos de estos elementos. Tu signo solar es sólo un ingrediente de la mezcla. ¿Una cartilla natal completa? Esa es la receta completa, incluyendo la guarnición y el vaso de lujo.
"Sin embargo, la astrología no trata del destino irrevocable de la vida, sino más bien del mapa de nuestro proceso a medida que vivimos nuestras vidas." Geraldine Hatch Hannon, Espacio sagrado: Una visión feminista de la astrología
Entender estos elementos puede ofrecer una nueva perspectiva sobre por qué congeniamos con algunas personas al instante y chocamos con otras. No se trata de compatibilidad en el sentido simplista, sino de reconocer y apreciar nuestras diferencias.
La próxima vez que te encuentres metido en la madriguera del horóscopo o debatiendo los signos del zodiaco durante el almuerzo, ten en cuenta las influencias elementales que están en juego. No son sólo conceptos abstractos, sino reflejos de rasgos muy reales y humanos que todos poseemos en mayor o menor medida.
Después de todo, ¿no es eso de lo que trata la astrología? No predecir el futuro, sino comprendernos a nosotros mismos y a los demás un poco mejor. Se trata de reconocer los signos en nuestro propio comportamiento y en el de los que nos rodean, y de abordar la vida con un poco más de empatía y autoconocimiento.